Una triste despedida que no nos dio tiempo a
nada, ni siquiera a pensar que nos estábamos despidiendo.
Un “adiós”.
Un “hasta luego”.
Un instante en nuestras vidas. Vidas que eran
tan unidas que a veces pensamos que éramos uno solo. Queríamos casi lo mismo,
pensábamos casi igual, nuestras metas eran parecidas. Fuimos casi iguales, pero
con las diferencias justas para hacer de nuestra pareja algo único,
irrepetible, especial.
No habrá ya nadie como tú. No puede haberlo.
Fuiste uno solo, nadie puede parecérsete.
Me quedan mis recuerdos: las melodías que
escribías para mí, las sonrisas suaves con que me esperabas, tu perfume, tus
palabras, tus caricias…
Me queda tu presencia, aunque no estés
presente…
La muerte nos separó tan pronto.
Teníamos tanto aún por vivir.
Nos quedamos sin tiempo en un instante.
Esto no es un “adiós”, es solo un “hasta
luego”. Sé que te encontraré en la otra vida para no volver a separarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario