La espesura y
oscuridad del bosque era aterradora, a esto se sumaba, la densa niebla que se esparcía
por el lugar como quién esparce las cenizas de un fuego arrollador.
Al principio parecía
estar todo en calma, un silencio sepulcral, fantasmagórico, se apoderaba de aquel
lugar. De pronto, entre la niebla y la espesura del bosque veo aparecer una
silueta vestida toda de negro, caminaba como un zombi, el miedo se apoderó de
mí, busqué un lugar para esconderme. Allí me quedé paralizado, estupefacto, no
podía creer lo que estaba viendo, aquella endemoniada criatura caminaba
sigilosamente, mirando a sus costados como buscando algo o a alguien…el pánico
y una duda existencial se apoderó de mí: ¿ y si era a mí a quién buscaba? Pero ¿qué
quería de mí?
De tanto pánico
comencé a sudar, me temblaban las piernas, quería salir corriendo, huir de ahí pero
el miedo me paralizaba. Al ver que ese ser maléfico venía en dirección a mí
comencé a temblar, parecía que me iba a desmayar, traté de ocultarme pero todo
fue en vano, finalmente me encontró.
Se paró delante de
mí y comenzó a preguntarme: ¿por qué huía? si sabía que siempre me encontraría,
pues él era una parte de mí, esa parte oscura que todos llevamos dentro nuestro,
esa parte de egoísmo, de falta de solidaridad, empatía y sobre todo falta de
amor.
--¿Qué quieres de mí?
balbuceé como pude.
De ti y de toda la
sociedad! que saquen esa parte oscura y completen con esa parte luminosa, que sean
agradecidos, que llenen de amor este planeta, de unión, paz, solidaridad. Poco
a poco el miedo se me iba pasando y aquella apestosa figura ya no me parecía
tan mala, me estaba mostrando una realidad que muy a mi pesar era real. Cuando
logré vencer mi miedo le pregunté qué debía hacer. El solo me respondió:
--¡Mira bien dentro
tuyo! mira bien tus zonas oscuras. Cada uno debe hacerlo también. Si todos sacan
su parte luminosa habrán aprendido la lección y yo, moriré indefectiblemente.
Al fin, me pude
sobreponer, tomar el valor suficiente y decirle: -¡está bien! dalo por hecho.
Vi cómo la horrible
figura espectrante a esconderse en algún lugar, todavía no sé dónde pero sé que
siempre nos está acechando en el bosque de la oscuridad.
Cuenta la historia,
que la gente empezó a unirse entendiendo de una vez, que no debía haber diferencias
entre pobres y ricos, que no había países ricos ni pobres, que no había raza,
credo o religión ni color de piel que nos diferenciara, todos éramos humanos y
nos necesitábamos unos a otros para dar el gran salto que la humanidad
necesitaba realizar.
¿Me ayudas a llevar
a cabo este gran desafío de la humanidad?
AUTORA: Nancy Cioppettini- Villa Carlos Paz (Córdoba- Argentina)
No hay comentarios:
Publicar un comentario