Caminaba sin rumbo,
desconcertado por un camino sin camino.
Por estar todo
cubierto de agua helada, No había tampoco un cielo porque estaba cubierto por
los árboles, ni horizonte porque la vegetación no lo permitía. Estaba frío y
oscuro por ser bien entrado el atardecer, sentía una angustia porque me sentía perdido.
Como se siente un descorazonado, un fracasado de la vida. UN PARIA SIN DESTINO.
Sin destino como el drogadicto o el adicto a la bebida. Un ser que no ama ni es
amado, un resentido como muchos por no lograr ninguna meta. Así es oscura la
vida de muchos que no saben de la paz en el corazón.
Viendo esta
realidad, me detuve y esperé el amanecer, y cuando llegó, como nunca vi cuando
belleza tiene la tierra que DIOS nos dio. Tanto verde, tanto azul del cielo,
tantos colores maravillosos de las flores. Tantos trinos de las aves. Tanta
paz.
Cada uno elige su
destino. La sabiduría es saber buscar el camino cierto. Gozar con lo que se
tiene. Luchar para ser mejores. Ser el receptáculo de la belleza espiritual.
Tener en el corazón una eterna primavera.
AUTOR: Héctor Eduardo de la Vega - MAIPÚ- (Mendoza- Argentina)
83 años - Pintor paisajista
No hay comentarios:
Publicar un comentario