La monocromía se apoderó del bosque
sólo pinceladas grises penetran su
insistencia.
Brazos asimétricos buscan un rayo de sol
los débiles se quiebran en el intento
los más fuertes se rinden ante el colapso.
Todo indicio de vida se esfumó espantado.
El silencio sucumbe ante alguna hoja
vencida.
Un charco estancado duplica la tristeza.
El lugar es presa del deseo de esqueletos
amorfos y caprichosos, asesinos de toda
ilusión.
Observo desde mi
ventana
pero al llevar
las manos a los ojos
descubro que
están vacíos.
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