¿Adonde van los
duendes cuando el aire se enciende
con el dulce matiz
que envuelve los membrillos?
Cuando guarda el
violín el viejo grillo
que en mi jardín
trasnocha y amanece.
Los duendes se
escabullen de mi cama
cuando el sol se
despereza y crece.
¿Irán hacia los
bosques encantados,
a jugar entre olmos
y cipreses?
Tal vez se oculten
entre la hojarasca
que han perdido los
árboles, ausentes
del suave beso que
por las mañanas
entrega el sol
cuando dice presente.
Cuando la niebla se
extiende en el bosque
tantas historias
recogen los duendes
desde las bayas de
robles ancianos,
desde las copas de
eucaliptus verdes.
Y yo imagino esos
duendes danzando
mientras el bosque
se muestra silente.
Vuelvo a mi
infancia. Al hogar, mis amados.
A tardecitas
reuniendo la gente.
Y por un rato me
transformo en duende,
soy la pequeña
figura que anima
esos recuerdos vivos
en la mente.
AUTORA: María Rosa Rzepka- Florencio Varela (Buenos Aires- Argentina)
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