La oscuridad penetra
por mi piel,
se adhiere a mi
memoria y mi presente,
llora lágrimas
grises,
gotea soledad en
gotas breves
y rodea mi cuerpo de
neblinas.
Los árboles solemnes
elevan sus desnudas
nervaduras
al cielo que una vez
fue tan celeste.
Hoy todo es
pesadumbre...
Apenas si un atisbo
de luz puede
urdir una esperanza
tan endeble como un
copo de nieve,
tan triste como lo
es el estar lejos,
lejos de todos. Si,
recordando en las
letras del sainete
que es la vida,
que poca cosa somos
ante la muerte.
AUTORA: Delia E. Fernández Cabo- CANELONES (Uruguay)
2 comentarios:
Deli no debemosperder la esperanza tus versos son triste pero llegan alma por eso son muy bonitos, vamos ánimo!, un saludo desde mi brillo del mar
Gracias, Beatriz. Te envío un abrazo desde las orillas del río Santa Lucía.
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