Historias vividas, pasado latente...
por fin se abre el arcón de los recuerdos.
Rostros borrosos, fotos y cartas amarillentas, un ayer muy rico con bellas
anécdotas.
Esquelas amarronadas, papeles antiguos... hablan por si solos.
Vuelan en la mente barcos que llegan, muchos inmigrantes, un puerto
abarrotado, miradas perdidas, ojos con temor, con poco bagaje y sueños a
cuestas.
Futuros hogares, familias nuevas que echarán raíces con bases humildes,
sólidas y fuertes para lograr lo que quieran.
Extranjeros en busca de un próspero mañana, para trabajar, encontrar la
calma y disipar el hambre.
Sus vidas por allí quedaron, a un mundo nuevo vinieron (el país los recibe
con tierra muy fértil).
Mucho sacrificio, nuevo panorama, grandes esperanzas y muchas ilusiones que
ellos concretan.
Se encuentra una llave dorada y antigua de bronce brillante, se abre esa
tapa con mucho cuidado, tapada por papel madera. El polvo cubre su afuera, en
él se descubren historias añejas, notas con post data, hojas ajeadas, letra
poco clara, un tintero seco con su pluma.
Más de cien años, todo muy guardado (atrapa un sobre cerrado, asegurado por
un broche despintado).
Los ojos se pierden con tristeza, añoranza de historias y un orgullo
satisfecho y real de pertenecer a ellos, de pensarlos y amarlos por todo lo que
hicieron...
¡Fueron sobrevivientes de una terrible post guerra!
AUTORA: Miriam Fernández - Mar del Plata (Buenos Aires- Argentina)
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