Dejaste
la llave…
¿Para qué? …
Ya no hay secretos,
todo se comprende sin necesidad de ver o espiar.
Mira los escritos,
se han vuelto del color del tiempo y con él se fueron.
Todo es sepia, como
la materia colorante. A mí, en cambio, me dice que es pasado remoto, tan remoto
que hasta las palabras dormitan.
Podría comenzar con
“Érase una vez…”
……………….
Si, érase una vez
donde el fuego de tus ojos al mirarme me quemaban, tus manos de labrador
recorrían suavemente mi cuerpo estremeciéndolo de placer.
El sembradío era
nuestro mundo sin fronteras, los sonidos de la naturaleza circundaban y
nosotros nos dejábamos llevar.
Ayer, hoy, mañana…
así eran nuestros días.
Ayer… la infancia
Hoy… el goce
infinito de pertenecer uno al otro.
Mañana… los sueños
que aparejaban el futuro promisorio.
El tiempo nunca se
detuvo, en su derrotero incesante forjó caminos, abrió grietas, cavó fosas… tan
grandes, que entramos parados.
…………………….
Me gustan esos
papeles, hablan de un pasado anclado en ese broche para que no se escape y todo
lo demás se borró.
Lo único que trae
esencia a mis sentidos, es el color que se asemeja a las hojas crujientes de
este otoño prometedor de una nueva vida, cuando florezca la primavera.
Camino a su
encuentro...
AUTORA: Norma Leonor Degano
San Francisco (Córdoba- Argentina)
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