Estaba ordenando mi escritorio y de mi
armario saqué todo lo viejo e inútil de él, formularios, facturas pagadas, y
otras cosas largo de contar, pero había unos papeles en blanco, algo desteñidos
por los años, y los separé para utilizarlos, y una llave que no sé de donde era,
colocándola sobre esos papeles para luego tirarla, pero un pensamiento cruzó mi
cabeza. Esa llave simbolizó en mi mente la llave que abriría el camino a la
verdad, a la verdad total de la creación hecha por Dios.
Pienso que primero creó las leyes de
la matemática, luego de la geometría, después de la física cuántica, las leyes
de la física y la química. Ya todo estaba preparado para crear una bola
tremendamente grande de hidrogeno y tal
presión ejercieron ellos mismo, que se
produjo la explosión mas increíble de la historia de la creación, el big bang.
¿Cómo será el mundo infinito del
creador? ¿Tendrá límite el espacio? ¿Y
si tiene límites que hay mas allá? Solo él lo sabe. En matemática tampoco el
número tiene límites, por más que agreguemos
números, este sigue y sigue.
Comencé a sentirme pequeño ante esta dimensión. También
a tomar conciencia de lo poco que sabemos, ya que cada uno de los seres
humanos, sabio o ignorante, cree que tiene la verdad, y todo lo demás que no comparten
sus pensamientos mienten, o no saben nada.
Tenemos un ejemplo a la vista, la
Biblia un libro sagrado, base espiritual
de los hombres, tiene una sola versión y cientos de iglesias, la interpretan distinto, aduciendo cada una,
ser el verdadero vocero de la misma.
Hablan de un Dios pleno, total, de
infinito amor, pero también a la vez, predican, “el que no obedece fielmente lo ordenado por Él,
es condenado a los más espantosos sufrimientos por la eternidad”. Por los míseros 30, 40 o 50 años de errores humanos, muestra
un dios de odio y venganza. ¿Esto no es totalmente contradictorio? ¿Acaso Jesús
en Lucas 6: 35 no nos enseña a amar a nuestros enemigos haciéndoles el bien, no
esperando nada de ellos? ¿Jesús nos
enseñó a amar y el Padre nos condena por los siglos? Mi otra pregunta es: ¿Cuándo
dijo Jesús que deberíamos nacer de nuevo, no sería que hacía mención a
reencarnar tantas veces como fuese necesario, a fin de aprender y superar
nuestra vida espiritual, eliminando los odios, rencores, celos, vicios, discriminación. etc., para ser dignos de acercarnos a la
fuente eterna del Creador, como es la doctrina de los budistas?
Realmente me hace falta esa llave,
para saber toda la verdad de la existencia. Quisiera tener la sabiduría de saber
cuántos soles con sus planetas hay, y cuántos tienen vidas como nosotros. Porque hay vida microscópica en nuestro
alrededor, como hay vida semejante a la nuestra en los animales, tanto que en
la mayoría de las especies, las hembras tienen hijos, los aman y los cuidan
como lo hacen nuestras madres. Y vemos cómo hay perros que cuando muere su amo se queda en su tumba hasta morir ellos
también. ¿Y la vida de las abejas? En ellas no solo hay vida, hay organización y trabajo. ¿Cuántas sociedades
de vidas semejantes hay? ¿No habrá
mundos invisibles en otra dimensión junto a nosotros?
¿Cómo será el mundo de los ángeles, de
los arcángeles, de serafines y de querubines? ¿Habrá un solo Dios o habrá otros
de menor jerarquía como dice la Odisea?
Todo vibra, desde el neutrón del átomo
hasta la tierra misma, teniendo su propia característica. Cuyo vibra y tiene
una melodiosa tonada, o un Córdoba con un alma alegre en sus cuartetos, una
tristeza en el tango en Buenos Aires y Montevideo. En América
Central, la música festiva del mambo, la
cumbia o el merengue. Pero hay vibraciones
de mundos superiores que captaron hombres como Mozart, Beethoven y tantos otros. ¿Qué hay detrás de todo esto?
Por eso deseo tener la llave de la sabiduría, sería el más preciado bien del hombre y poderlo escribir en esos
viejos papeles, para darlos a conocer. Tal vez los tirarían, o encuadernados
lujosamente, pero archivados en el estante de una biblioteca, sin que nadie los
leyera.
A pesar de esto lo escribiría igual,
pidiendo a Dios, la sabiduría de Sócrates que con sabias palabras dijo “Lo único que sé, es que no sé nada”.
La humildad de Mahatma Gandhi,
que sin tirar una sola bala, liberó a 800 millones de hindúes,
de los déspotas ingleses. O tener la visión del futuro como lo tuvo
Julio Verne. O la alegría de un dibujo cómico,
pero con la profunda verdad de
Mafalda de Quino.
Sé que no sé. Sé que ignoro casi todo.
Sé que soy equivocado y cometo errores como todos los seres humanos.
Por eso… aquel carpintero de hace 2000
años, clavado en una cruz dijo. “Perdónales Señor, no saben lo que hacen”
Tomé la llave y la guardé de recuerdo,
al deseo de conocer la verdad, y en esos viejos papeles, escribí todo esto que
estoy meditando.
Me alegraría poder hacer conocer mis
dudas, porque entonces seríamos muchos los que buscan la SABIDURIA, aunque no
tengan la llave y esos viejos papeles en blanco.
AUTOR: Eduardo de la Vega- Maipú
TALLER VIRTUAL 3
(Mendoza- Argentina)
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