En un castillo encantado
me gustaría vivir.
Jugar con hadas y duendes.
Con la reina compartir
un té con muchas masitas,
una tetera marfil que
con su vapor haga nubes
que lleguen hasta el jardín.
En la sala los sillones
esperando describir
mil cuentos de fantasía con un gato
saltarín.
Por las ventanas abiertas
las aves han de venir
para cantar las canciones
que todos gustan oír.
A lo lejos un arroyo
que enrosca como un piolín
los prados donde apacentan
desde un burro a un puerco espín.
Un castillo sin fantasmas,
muchas puertas para abrir.
Soy niño, soy inocente,
quiero una vida feliz.
Mis amigos, los guardianes
me ayudan a corregir
las tareas de la escuela
en un cuaderno alelí.
Aromas de la cocina
se esconden en mi nariz.
Salen de un horno encantado
y no hay brujas por allí.
Son las manos de mi madre
que han preparado un budín.
Este castillo es mi casa.
Los duendes en el jardín
cantan y danzan, se esconden
entre flores carmesí.
Las hadas con las ceritas
que me sacaron a mí
han pintado en las paredes
mil
pequeños arcoíris
y no paran de reír.
AUTORA: María
Rosa Rzepka
Florencio Varela (Buenos Aires- Argentina)
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