Raíz y tronco y sangre y apellido.
Recio ciclón y brisa de ternura.
Presencia de criador y de criatura.
Sus años yo los guardo. No se han ido.
Compañero de vuelo desde el nido.
El calor de su amparo aún perdura.
Él ha sido mis alas en la altura
y red de contención cuando he caído.
La existencia se esfuma inadvertida.
La juventud de pronto queda lejos
cual estrella remota y extinguida.
También los hijos nos hacemos viejos;
y hoy me apoyo, avanzando por la vida,
en su bastón de amor y de consejos.
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