Después de un largo día en que Margarita y yo arreglamos la tierra, plantamos y regamos el jardín, ha llegado la hora de dormir, la pequeña se ha puesto el pijama, la abrigo, me acomodo también y abro un libro de poesía e improviso un cuento, aún no sabe leer y no hay láminas o dibujos que mostrar, solo mi voz hasta que venga el sueño. Ha de ser diferente este cuento, no es bueno que los pequeños, en vez de disfrutar, se duerman pensando en dragones, cazadores que disparen a los animalitos, conejos que hablen, madrastras maltratadoras. No sé qué será peor, un relato fantasioso que los niños se traumen o uno en que se cuente la realidad misma, eso es materia de Psicólogos, yo haré mí mejor parte como abuela.
“Hace muchos, muchos años en un país lejano, existía un pueblo al sur, lleno de árboles y castillos, y entre todos ellos uno muy especial. La Reina y el Rey, no lo eran y tenían cuatro hijos, mejor dicho tres príncipes y una princesa que no lo eran. Ellos, huyendo de tanto descontento y peleas de los habitantes, del tráfico vehicular, y de la contaminación, quisieron vivir tranquilos y juntaron todos sus ahorros y se fueron de aquella ciudad. El auto viejo se llenó de maletas, ropa, el gato viejo, la muñeca y algunos otros juguetes, iban felices en busca de una mejor vida.
Luego de mucho recorrer, el auto tomó un desvió que decía “bienvenido al sur”, y el paisaje cambió, grandes árboles y todo pintado de verde. Divisaron de pronto el castillo, con ayuda de los tíos fueron bajando y ordenando la mudanza y los pequeños, los príncipes y la princesa empezaron a conocer el lugar, pajaritos piaban llamando a la mamá pájara y otros alegres cantaban. Subieron largas escaleras hasta llegar a la puerta del Castillo, los cuatro a la vez no podían abrirla y ahí llegó el Rey y sonó fea la puerta, como si se quejara, ellos miraron al Rey y el Rey dijo- está oxidada pronto la repararé -, su majestad dijo - la realeza ha venido a conquistar nuevos reinos- y sonrió. Los pequeños corrieron por la otra escalera donde estaban las habitaciones y fueron contando una, dos, tres, cuatro, y sobre cada cama de los cuatro dormitorios estaban los ropajes de princesa y príncipes y las coronas, y llegó Mamá, mejor dicho llegó la reina madre y les dijo – niños, primero cenaremos, tendremos una conversación, hablaremos de las reglas del castillo, luego el baño y a dormir, mañana comienza la nueva vida- dejó una bolsa grande, vacía en cada cama, se miraron ¿para qué será la bolsa?
Luego saltaron felices; esa bañera de patas de león llenita de agua caliente, ahora a conocer la cocina, el comedor y el salón, salieron corriendo, mientras seguía el traqueteo de la mudanza.
De pronto, sonó una campana, era la señal para juntarse en el comedor. Mientras comían, dijo el Rey- Hemos llegado a tan lejano reino porque afuera hay enemigos invisibles que acechan, cerraremos el castillo y el virus no encontrará por dónde meter su nariz.
-Desde ahora no habrá sala, cuna, ni colegio, la reina y yo enseñaremos a juntar las letras y formaremos las palabras, habrá lectura.
La Reina dijo -amasaremos el pan de cada día, rezaremos en el castillo; nuestro Dios escucha en cualquier sitio. Con la vieja guitarra cantaremos y haremos obras de teatro. Cultivaremos la tierra, sembraremos, compraremos una vaca, un burro, ovejas y gallinas, y haremos un corral.
Los ojos de los príncipes y la princesa se abrían más y más grande, estaban felices.
Es hora de dormir, mañana seguiremos conversando.
¿Y las bolsas para qué?- Pregunto la princesita
Dijo la reina- echarán toda la ropa, vestiremos ropa cómoda y larga, igual que la realeza, será una nueva vida.
De pronto miro a Margarita también se ha dormido.
Seguiré con mi propio cuento que no es un cuento. Me voy, sí, yo también me voy lejos de la violencia, sí, arranco de la multitud, de la locura colectiva, no seré más oveja del rebaño, nunca más arrodillada. Necesito una pausa, voy en busca de aire limpio, la purificación de mi alma, debo enrollar esta madeja de mi vida que está entramada, ojalá que igual que en los cuentos infantiles encuentre un castillo cerca de la neblina, lejano , amurallado, una fortaleza para evitar ataques de enemigos y amigos.
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