Manos inquietas,
teclas vibrantes
despiertan la
sonata
Noche agitada
devora la armonía
Último sonido,
y el
vacío
El hechizo de
los dedos calla,
silenciosa
sinfonía del conjuro,
aturdida soledad
en madrugada
Una copa se
inclina ante la rosa,
vestigio final
de la frescura,
que embriagada y
roja
se
desnuda
AUTORA: Lucía Pometti
Acassuso (Buenos Aires- Argentina)
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