La noche se presentó antes que el piano. Enterada,
entró sin pedir permiso y se acomodó en un claro del lugar. Una rosa, llegó de
la mano de su tallo y le acercaron un vaso con agua, para hidratarse.
La copa, en la fila, advertida de la escena, ofreció
su envase para contener a la rosa. Esta, agradecida por el convite prefirió lo
primero.
La partitura empezó a ejecutar el piano que sintió el
poder de una energía transformadora. El instrumento se elevó y algunas teclas
se pegaron a la letra.
Desde allí, acompañaron el ritmo cuando el vino gota a
gota cayó sobre la rosa. El agua que la
contenía cambio de color a lila, el tallo a verde-lila y la rosa fue rosa-vino.
La copa de cristal: la batuta.
Nadie faltó a la cita y todos decidieron postergarla.
La noche, sentada en un rincón, no esperó el final.
Amaneció…
AUTOR: Diego Lanis
C.A.B.A. (Buenos Aires- Argentina)
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