La doncella surca el cristal del palacio artístico, ella se adentra en una mitopía desconocida, avanza hacia lo fenomenal.
Ya entre lo espiritual, un rocío plateado la lava, que
proviene del cosmos; su cabellera alisa y su efigie enluce, Natasha vislumbra
la hermosura vesperal, muy maravillosa.
Y de momento, comienza a flotar por entre el sereno; practica con feminidad este agrado, se agita a lo libre, yendo sonriente, emigrando en aleteos hacia un altar, que otea a la distancia mientras la cura lo argentado.
Ahora ella sobrepasa unos puentes, recorre centenares de esferas y más evolutiva, cuando arriba al salón mágico del palacio, se aventura hacia ese paraje, asciende una escalinata, huele las lilas radiantes de los rededores a medida que adelanta su futuro, los decorados galácticos examina, ella se asombra, por ser susceptible.
Y una vez irrumpe en una galería de infinitud,
contempla a unos fantasmas, quienes la convidan en coro para jugar.
Tras la petición, Natasha levita hasta donde ellos, los saluda con afabilidad y con algarabía, juntos se ponen a divertirse entre los cuadros seráficos, allá donde alborozan divinos hasta siempre.
AUTOR: Rusvelt Nivia Castellanos
Ibagué (Tolima- Colombia)
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